Muchas personas hemos sido educados bajo la premisa: cuando los mayores hablan, los niños callan.
De modo, que aunque no estuviéramos de acuerdo con algo, no teníamos la oportunidad de desarrollar nuestras habilidades para argumentarlo, o al menos no la teníamos con figuras de autoridad.
Y así te acostumbras a callar. Tus ideas no salen de los confines de tu piel.
No poder conectar verbalmente con personas que te importan te convierte en una persona desconocida -en muchos aspectos- para los demás.
Si no hablas, no muestras lo que hay dentro de ti. E irremediablemente, te vas alejando de ti mism@.